morte da morte
a las muertes que me acechan estos días.
una premonición del verbo
enmudeció mis pasos.
no hubo bala ni puñal
o enfermedad
disgnosticada:
sólo su silencio
asomado en la fisura,
una constelación devorada
por un agujero negro.
sólo esta prisión
que adormece el tacto
y apaga el día,
la piel anochecida
en la cama y en la espera.
¿para qué entonces
el calor y el frío,
si nunca volverán sus manos?
una premonición del verbo
enmudeció mis pasos.
no hubo bala ni puñal
o enfermedad
disgnosticada:
sólo su silencio
asomado en la fisura,
una constelación devorada
por un agujero negro.
sólo esta prisión
que adormece el tacto
y apaga el día,
la piel anochecida
en la cama y en la espera.
¿para qué entonces
el calor y el frío,
si nunca volverán sus manos?