...
a veces anochezco
pensándome de tiniebla y sombras,
tejiendo una oscura marea
a la orilla de mis dedos.
no,
no es mi boca
diciendo tu nombre
como llamando a la muerte:
es ojear el cielo,
saberme de niebla en la mirada
y justo antes de fracturar
el hímen del día,
conocer la luz.
pensándome de tiniebla y sombras,
tejiendo una oscura marea
a la orilla de mis dedos.
no,
no es mi boca
diciendo tu nombre
como llamando a la muerte:
es ojear el cielo,
saberme de niebla en la mirada
y justo antes de fracturar
el hímen del día,
conocer la luz.