a veces me pregunto
si también piensas en mi,
si las noches te engañan
y sudan tus manos mi nombre
como la sal primera.
me pregunto
si al engaño tibio de los reencuentros
le huye la certeza,
y te arrinconas,
pez,
y mueres oscuro,
frío,
rendido y gris
en un ser cavernoso.
a veces pregunto
si la certeza es un anzuelo
que ahoga agallas
en el rincón en que te escondo.
[en ese espacio sólo cabe
oxigenar algún recuerdo.]