mar
Frente al mar, Octavio Paz
mar,
qué lugar tan triste el de tu orilla:
ese espacio que se borra,
la fina línea trazada por la espuma
en que eres lo que eres
y lo que dejas de ser.
tanta sal para preservar qué
o el cómo de tus arrullos
y el murmullo de la entraña
dormida de tu ola.
solía jugarte a vaivén cuando pequeña,
devuélveme la niña
que se me ha perdido en tu templo,
que ando plomiza como el día
y es por su ausencia.
¿no ves?
va su nombre enrollado en mi lengua,
mis bocas la llaman.
tú que sabes de nombres
murmura el mío cuando venga
o tráeme el suyo cuando regreses
sus pasos sobre la arena.
quiero la huella de su sonrisa
amaneciendo en mis ojos
porque llevo una pena de abismo
entre el meñique y el pulgar.
la caricia lejana de mi mujer
se extingue y ansía verla,
quiere hundir los dedos
en los rizos de su pelo,
esconderla de ti
mar sediento
esconderla de ti
y que muera de sed tu sed
para que no te la bebas.
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