sábado, mayo 15, 2010

mar

“Muere de sed el mar.”

Frente al mar, Octavio Paz


mar,

qué lugar tan triste el de tu orilla:

ese espacio que se borra,

la fina línea trazada por la espuma

en que eres lo que eres

y lo que dejas de ser.


tanta sal para preservar qué

o el cómo de tus arrullos

y el murmullo de la entraña

dormida de tu ola.


solía jugarte a vaivén cuando pequeña,

devuélveme la niña

que se me ha perdido en tu templo,

que ando plomiza como el día

y es por su ausencia.

¿no ves?

va su nombre enrollado en mi lengua,

mis bocas la llaman.

tú que sabes de nombres

murmura el mío cuando venga

o tráeme el suyo cuando regreses

sus pasos sobre la arena.


quiero la huella de su sonrisa

amaneciendo en mis ojos

porque llevo una pena de abismo

entre el meñique y el pulgar.

la caricia lejana de mi mujer

se extingue y ansía verla,

quiere hundir los dedos

en los rizos de su pelo,

esconderla de ti

mar sediento

esconderla de ti

y que muera de sed tu sed

para que no te la bebas.

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