Cuando a uno no le huelen ni las azucenas

Después de una jornada de cuatro días libres que han sido de todo, excepto libres, debo admitir que ando algo molesta porque en esta semana le ha dado a mi cuerpo con enfermarse. Es alergia: ojos llorosos, nariz tupida, cara roja...en resumidas cuentas, horrible, porque me connvierto en un saco de carne y huesos que lo único que hace es comer y dormir – y entre medio hacer otras cosas lógicas y naturales. Y es que llega el momento en que una no quiere saber del mundo aunque suene antisocial de lo mal que se siente...me pregunto ¿esto le sucede a otra gente? ¿Alguien más se identifica?

Suena,

suena

suena

y suena el teléfono justo cuando al fin logro agarrar el sueño después de que el vicks y las pastillas anti alergia surten su efecto. Siete llamadas perdidas en total en la tarde de hoy y veintipico de mensajes que aún ni escucho atestiguan mi parpadeo entre estar dormida y despierta. Y para ser sincera, creo que tampoco los habré de escuchar. Mis vacaciones, se convirtieron en ‘anything but’...y no sé si es el malestar de estar enferma o el de no poder haber hecho ni la mitad de las cosas que quería hacer este largo fin de semana lo que me tiene así, porque juro que estuve a punto de poner un ‘do not disturb sign’ en mi puerta o de botar el dichoso celular.

Quizás es que estoy ñoña o quizás solo necesito unas vacaciones del mundo real.

foto de: phillip sheuer