Odelia trabaja para pagar el mes a mes. A sus 32 años aún vive con sus padres. Dice que a falta de que sus hermanos se ocupen de los viejos, así como de un hombre que de vez en vez la "consuele", le ha dado largas al asunto de mudarse sola. "No es que no quiera" dice mientras platica con uno de sus compañeros de trabajo, "es que me siento en el deber de cuidarlos." Lo que nadie sabe es que Odelia le tiene miedo al mar.
"¿Y qué carajos tiene que ver esto con que aún vive con sus padres?" probablemente estarás preguntándote . Yo también me cuestiono el por qué he escrito eso. Y para explicártelo [explicármelo] deja ver qué me invento...Bueno: Odelia se escapa de vez en vez de la oficina. Dice que hay diligencias por cumplir y como siempre le resuelve los problemas a todo el mundo, nadie le cuestiona a dónde va y para qué. En ruta a cumplir con los quehaceres laborales, Odelia se desvía para atender, en la playa más cercana, un quehacer de carácter personal siempre que tiene la oportunidad. Está convencida de que en algún momento sus pies tocarán el agua, que el hormigueo de la arena húmeda será mucho más rico que el de la tostada por el sol.
Quizás tanta arena se convierta un día de estos en espejo. Mientras, Odelia se ha prometido a sí misma que cuando ésto suceda, cuando se sumerja en el agua, finalmente se irá de su casa.
foto de : victoria goldman
2 Comments:
Interesante cuento. Todos tenemos miedos que a veces no sabemos de donde vienen, pero ahi estan.
Me gustó Odelia, me recuerda un poco a mi misma.
A veces es necesario sumergirnos en ciertos mares y arenas para poder ver que mas alla, existen nuevas experiencias. Me gusto mucho el cuento.
Saludos!
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