Ayudando a una amiga

Este post no tendrá en nada que ver con literatura, arquitectura o poesía. Simplemente lo utilizaré como un medio de consultoría para ver la opinión y, si en algo ayuda, el consejo o solución que puedan ofrecer los lectores para un problema que aqueja a una amiga mía. Ella es casi casi como una hermana y aunque su nombre lo mantendré en anonimato, luego de haber sido autorizada por ella para contar su historia, aquí intentaré promulgar el panormama que le rodea desde hace unos días. Les pido por favor su cooperación, que se eviten comentarios peyorativos y que si va a emitir algún juicio, valga el hecho de que nadie es perfecto y que se trata de un tema delicado.

Resulta que esta semana que pasó, mi amiga se enteró de que está embarazada. Por alguna razón que va más allá de mi entendimiento, se enredó con un muchacho que había conocido por la internet. Sólo había salido con él par de veces, unos meses atrás, pero en ese entonces el chico había hecho acto de desaparición- muy mágico todo y no en el sentido de magia que ella se merece. Resulta que hace poco, y mago al fin, el susodicho hizo un acto de re-aparición. Comenzó a hablarle, a llamarla, etc. Ella estaba encantada, porque de veras le gustaba el tipo -y créanme, se le notaba. Tenían muchos intereses en común, incluyendo sus carreras, entre otras cosas. Bueno...para hacer una historia larga corta, una noche terminaron acostándose y luego de eso, quedaron en verse de nuevo. Ella estaba muy ilusionada al principio, porque según me comentó, el muchacho parecía bastante cambiado, hasta cuerdo. Después del furtivo encuentro, él la llamó par de veces más, según ella, con un tono de "por cumplir", como quien no quiere la cosa. Ella intentó mantener el contacto infructuosamente, pero tampoco insistió mucho, pues sospechó que todo quedaría ahí, al igual que la primera vez: en nada. La última vez que lo vió fue cuando lo visitó a su casa. El estaba enfermo y no había ido a trabajar. Ella regresaba del trabajo y decidió darle la sorpresa y visitarlo, pues pensó sería un gesto bonito. El montó cara de "hola, pero vete" y eme-así llamaré a mi amiga- se percató de la insistencia de varias mujeres en llamarlo al celular o hablarle por computadora- el muy muy había dejado su computador encendido y ella se percató. Y eme no es para nada celosa, pero viendo eso y con los precedentes del tipo, sabía que las posibilidades de que él estuviera nuevamente con otra(s) persona(s) eran altas. Para nada estaba reformado. Se levantó del sofá, le dijo "cuídate" y supo que esa sería la última vez que lo vería. Intentó llamarlo unas veces más, por eso de, pero se dió por vencida. "Con no quererme basta," me dijo. Al menos eso creyó.

Ahora bien, la semana pasada se enteró de que está embarazada y ha intentado de llamar al tipo cuchucientas veces. Entre el shock de la noticia y el no poderlo conseguir, no sabe qué hacer. Me dijo que la última opción que le quedó fue enviarle un correo diciéndole la noticia. No sabe si lo recibió, no sabe si lo ha leido, no sabe si se hizo el desentendido, no sabe qué hacer. Yo le he aconsejado que si el muchacho no ha valido la pena desde un principio, es mucho más factible hacerse de la idea de que él no estará ahí. Si surge lo contrario pues ya eso es un asunto entre dos adultos que tienen que lidiar con la noticia de un embarazo no deseado, al menos no esperado. Y creo que sobre todo lo que tiene ella es miedo. Trato de entenderla, pero claro, no estoy en su lugar. Ella no cree en el aborto y yo, de veras, no sé qué aconsejarle.

¿Me ayudan?