sin nombre
Me descuelgas el vestido y me tiendes en la cama.
Cámara en mano y tono autoritario, demandas que te mire.
-Siempre he querido registrar tus formas-concluyes y acomodas mis cabellos para que mi seno quede al descubierto.
-Hay una oquedad que aún no descubres-te converso, cínica y cucándote la entrepierna.
Juego al escondite con mis ojos. Desafiante, abro mis muslos de par en par, sé que detrás del lente, te tiembla hasta el pensamiento.
El puente de la cordialidad ya lo he cruzado y ahora una bocanada de aire espeso y dulce se cuela por la habitación.
Con cada clic vas estudiando mi perfil erecto -mi cintura, mis caderas, los pezones erguidos- haces todo un inventario visual de mi cuerpo pero no te atreves a memorizarlo con tus manos.
Impaciente, agarro con brusquedad tu brazo, te miro fijo, demando. Caen tus ojos, como si cayera una venda, como si no pudieras creer tal atrevimiento y se desplomara cualquier verguenza itinerante. Dirijo tu tacto. Y tú que no te zafas: andas absorto entre el jadeo y la anticipación. Estudias cada movimiento, circular, apretado, un tira y hala de carnes en mi carne: tú alumno. Y voy aprisionando tus dedos largos para que habiten la humedad que has provocado. Sueltas un suspiro hondo al sentirme y no te doy espacio para pensar. Simplemente besas mi gemido, como las otras noches en mi sueño.
Cámara en mano y tono autoritario, demandas que te mire.
-Siempre he querido registrar tus formas-concluyes y acomodas mis cabellos para que mi seno quede al descubierto.
-Hay una oquedad que aún no descubres-te converso, cínica y cucándote la entrepierna.
Juego al escondite con mis ojos. Desafiante, abro mis muslos de par en par, sé que detrás del lente, te tiembla hasta el pensamiento.
El puente de la cordialidad ya lo he cruzado y ahora una bocanada de aire espeso y dulce se cuela por la habitación.
Con cada clic vas estudiando mi perfil erecto -mi cintura, mis caderas, los pezones erguidos- haces todo un inventario visual de mi cuerpo pero no te atreves a memorizarlo con tus manos.
Impaciente, agarro con brusquedad tu brazo, te miro fijo, demando. Caen tus ojos, como si cayera una venda, como si no pudieras creer tal atrevimiento y se desplomara cualquier verguenza itinerante. Dirijo tu tacto. Y tú que no te zafas: andas absorto entre el jadeo y la anticipación. Estudias cada movimiento, circular, apretado, un tira y hala de carnes en mi carne: tú alumno. Y voy aprisionando tus dedos largos para que habiten la humedad que has provocado. Sueltas un suspiro hondo al sentirme y no te doy espacio para pensar. Simplemente besas mi gemido, como las otras noches en mi sueño.
5 Comments:
hola: me gusto tu blog. Pasaré mas seguido. Saludos.
Genial!
Me fascina no sabes cuánto el uso de la cámara, la seducción a través del lente...el "objeto" artístico que se anima y reclama ser percibida como cuerpo. Se le puede dar mucha vuelta. Y bueno, hermoso cómo lo escribes. Me encantó la sensualidad y la sensación de movimiento que tiene el escrito.
uuuuufff...sé que no debo, estoy tratando de cortar, pero leer esto me dieron unas ganas tremendas de fumar...jaja
wow... me quedo sin palabras...
**me seco la frente, me abanico el cuello**
genial.
Brutal!! Nada mas q decir!
Abrazos Poeta!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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